SEGUNDA PARTE
ARMAR A LAS MASAS
REVOLUCIONARIAS,
CONSTRUIR
EL EJERCITO POPULAR
NGUYEN VO GIAP
II
TRADICIONES Y EXPERIENCIAS EN LA EDIFICACIÓN DE LAS FUERZAS ARMADAS DE NUESTRO PUEBLO
Las tesis marxistas – leninistas sobre la organización militar del proletariado se derivan fundamentalmente de la práctica y la experiencia de las revoluciones proletarias y de las guerras nacionales en Europa, en la época del capitalismo y del imperialismo, así como de la práctica y la experiencia de la lucha militar y la organización militar de las clases y naciones a través de las diferentes épocas.
Si estudiamos la historia de la lucha contra las agresiones extranjeras y la historia de la organización militar de nuestro pueblo, observamos en ellas rasgos característicos muy marcados que las diferencian de la lucha armada y de la organización militar de muchos países europeos. La insurrección popular, la guerra de todo el pueblo y el armamento de las masas con los que soñaba Engels en la Europa del siglo XIX se produjeron en nuestro país como cosa natural hace un millar de años, en la propia época feudal. La práctica y la experiencia originales, ricas y vivientes de nuestro pueblo ilustran aun mejor las ideas geniales de Marx, Engels y Lenin acerca del modo de dirigir la insurrección popular y la guerra de todo el pueblo, y acerca de la organización militar del proletariado y delas naciones que se han alzado para alcanzar su liberación.
A diferencia de muchos países occidentales, cuya formación está ligada a la desintegración del régimen feudal y la aparición del capitalismo, nuestra nación se formó y desarrolló a partir de antiguas luchas contra las agresiones y la dominación de los señores feudales extranjeros. Fueron muchas las sublevaciones nacionales y las guerras nacionales que estallaron sucesivamente en el transcurso de muchos siglos de nuestra historia.
Vietnam es una de las cunas de humanidad. Desde que los reyes Hung fundaron el país de Van Lang y a través de los milenios anteriores a la era cristiana, las tribus pertenecientes al grupo étnico Viet, en su lucha contra la naturaleza y las demás tribus para sobrevivir y desarrollarse, fueron creando factores bastante sólidos que determinarían la constitución de la nación: vivieron generación tras generación en un mismo territorio, empleaban una lengua propia, crearon una economía y un régimen político social que alcanzaron cierto grado de desarrollo, edificaron una cultura y una tradición moral que les eran propias. Todo esto hizo que en nuestro pueblo surgieran muy pronto con una vitalidad muy fuerte los sentimientos nacionales, la conciencia nacional, el espíritu de soberanía. En el curso de sus luchas contra agresores poderosos, nuestro pueblo logró conservar su tierra natal; combatió con valor e inteligencia, trabajó con aplicación y perseverancia, dando pruebas de su espíritu creador para sobrevivir y desarrollarse.
Nuestro país es rico y hermoso, con muchos recursos naturales ocupan el sudeste asiático, una posición estratégica importante como encrucijada de vitales vías de comunicación tanto terrestres como marítimas: vías que van del norte al sur y del este al oeste, y que hacen parecer a Vietnam un trampolín hacia el mar, o una cabeza de playa para llegar a tierra firme. Por consiguiente, nuestro país siempre fue codiciado por potentes fuerzas agresoras que pretendieron sojuzgar y explotar a nuestro pueblo y utilizar nuestro territorio como base de expansión en diferentes direcciones de modo que a lo largo de toda su historia multimilenaria, nuestro pueblo se ha visto constantemente obligado a repeler agresiones y emprender sucesivas guerras patrias para defenderse, para salvaguardar su independencia nacional; nuestro pueblo nunca cesó de rebelarse de llevar a cabo guerras de liberación para reconquistar su independencia: guerras e insurrecciones durante las cuales nunca cesaron de desarrollarse los sentimientos nacionales y la conciencia nacional, el ideal de soberanía, la voluntad indomable de combatir para conservar y reconquistar la independencia poco a poco, nos fuimos creando así una tradición muy valiosa, que nunca hemos cesado de cultivar y desarrollar con vigor: una tradición heroica de lucha contra la agresión extranjera, por la independencia y la libertad.
Éramos un país pequeño: nuestro territorio no era vasto; nuestra población era poco numerosa. A comienzos de la era cristiana, nuestro pueblo vivía sobretodo en las regiones de las actuales Bac Bo y Trung Bo del norte; en la época de las damas Trung contaba con un millón de almas, aproximadamente; más tarde, el territorio se amplió y la población aumentó. Pero teníamos que enfrentarnos constantemente con agresores cuyas fuerzas eran muy superiores a las nuestras. Obligados a combatir lo grande con lo pequeño para conservar la tierra natal, para vencer a un enemigo feroz, fue preciso poner en acción la fuerza de todo el pueblo, de todo el país, y no contar exclusivamente con el ejército regular.
Nuestras resistencias a la agresión extranjera eran siempre guerras justas. Nuestro pueblo, por otra parte, estuvo siempre animado por un ardiente patriotismo, conciente de la necesidad de asegurar la cohesión nacional, firmemente decidido a ser dueño de su tierra, y siempre ha poseído una voluntad de lucha indomable. De modo que, en lo que concierne a su organización militar, en lasinsurrecciones y las guerras nacionales en nuestra historia, contaba generalmente con un “ejército de la justa causa” procedente de lasmasas armadas; o bien con un ejército nacional; o, más generalmente, con una coordinación entre las masas armadas y el ejército nacional, o a la inversa. Desde épocas tempranas, nuestro pueblo forjó la tradición de que “todo el país conjuga sus fuerzas” para combatir la agresión extranjera, y nunca ha cesado de cultivarla y desarrollarla. Es este un secreto para conquistar la victoria que Tran Quoc Tuan, nuestro héroe nacional, había descubierto muy pronto y elevado a principio desde el siglo XIII, basándose en la experiencia de lucha milenaria de nuestro pueblo; principio que, en nuestra época se ha convertido en la consigna de la “unión de todo el pueblo”. Ya en la época de los Tran había aparecido el lema “cada ciudadano un soldado” desde tiempos muy remotos circula entre la población el adagio “cuando el enemigo está dentro de la casa las mujeres también lo combaten”. Es esta una realidad grandiosa, pero también muy familiar en la vida y la lucha de nuestro pueblo.
La participación de las masas en las insurrecciones y en las guerras nacionales de nuestro país nuestra tradición de que “todo el país conjugue sus fuerzas, todo el pueblo combate al agresor”, nos permiten afirmar que las insurrecciones y las guerras nacionales de nuestra historia ya eran insurrecciones populares y guerras del pueblo. Dirigidas fundamentalmente por la clase feudal, esas insurrecciones eran bastante generalizadas y habían alcanzado un grado de desarrollo bastante elevado, pese a las limitaciones inherentes a esa clase dirigente y a las demás condiciones históricas.
Cabe preguntarse entonces: ¿Cómo se presentaban las luchas de clases, en el seno de nuestro pueblo, y cuál era la organización armada en estas luchas de clases?
Como toda sociedad dividida en clases y con antagonismos de clases, nuestra sociedad vietnamita se movía y desarrollaba entre encarnizadas luchas de clases en el seno de la nación, sobre todo entre la clase feudal y los campesinos. También en nuestro país el ejército del estado feudal era un instrumento que la clase feudal tenía en sus manos y utilizaba para mantener su dominación: su función interna era la de reprimir al pueblo, sobre todo al campesinado; y su función externa, la de luchar contra la agresión extranjera e invadir otros países. Cuando los antagonismos de clase en el seno de la nación se exacerbaban, generalmente en las épocas en que no había agresiones extranjeras, nuestros campesinos, que tenían un espíritu revolucionario y democrático bastante elevado, se sublevaban en luchas encarnizadas, organizando sus propias fuerzas armadas para realizar insurrecciones y guerras campesinas contra los feudales del país. Es este un tema importante que no trataremos en el marco de la presente obra.
Sin embargo, frente al peligro de agresión extranjera, o bajo la amenaza constante de agresión en tiempos de paz, cuando lascontradicciones entre nuestro pueblo y los agresores feudales extranjeros prevalecían, las diferentes clases de nuestro pueblos se agrupaban, suavizando provisionalmente sus contradicciones para unir todas las fuerzas de la nación y oponerlas a los agresores extranjeros, con excepción de los casos en que los señores feudales hipotecaron al país o capitularon ante el enemigo. Desde el punto de vista marxista, las luchas nacionales son una forma de lucha de clases; en nuestro país, en aquella época, se desarrollaban entre los señores feudales y los campesinos del país, de una parte, aliados para salvaguardar su territorio nacional, y los agresores feudales extranjeros de la otra. En su fase ascendente, la clase feudal de nuestro país también poseía un espíritu nacional: había recurrido a ciertas formas de democracia para alentar a las masas a combatir al invasor. Tran Quoc Tuan se había preocupado por “incrementar lasfuerzas del pueblo”, porque tenían profundas raíces que sostenían sólidamente el árbol, y consideraba esta forma de actuar como una “política superior de salvaguardia del país”. No existía una verdadera separación entre nuestro movimiento nacional y la función organizadora y dirigente de la clase feudal cuando esta todavía desempeñaba un papel positivo en nuestra historia; sobretodo, no existía una verdadera separación entre ella y las poderosas fuerzas del campesinado, ardientemente patriótico, que constituía en aquel momento la mayoría de nuestra nación, por estos mismos motivos, cuando la clase feudal decadente traicionó los intereses nacionales nuestro campesinado se sublevó para derrocarla, como sucedió con el movimiento Tay Son, que, bajo la dirección de Nguyen Hue, enarboló la bandera de la independencia nacional. El movimiento campesino Tay Son se convirtió en un movimiento nacional lo cual le permitió elevar la insurrección y la guerra nacional a un alto nivel de desarrollo, derrocar a los feudales del país, vencer a los agresores extranjeros y lograr grandes victorias.
El proceso de formación y desarrollo de nuestro pueblo, la tradición de que “todo el pueblo combate al agresor; cada ciudadano es un soldado”, que había surgido con las insurrecciones y las guerras nacionales, son sin lugar a dudas rasgos originales, una realidad grandiosa de nuestra historia, que repercutió sobre numerosos aspectos de nuestra actividad social: ejerció una acción profunda sobrelas insurrecciones y las guerras sobre la antigua organización militar de nuestro pueblo en las insurrecciones y las guerras nacionales.
La lucha contra la agresión extranjera y la organización militar de nuestro pueblo en los siglos anteriores a la era cristiana se encuentran reflejadas en nuestras tradiciones orales y en nuestras leyendas, así como en algunos documentos históricos.
No es una casualidad que en la época de los reyes Hung y del país de Van Lang, paralelamente con la leyenda de Son Tinh Thuy Tinh, que refleja la ardua lucha de nuestro pueblo contra las fuerzas de la naturaleza, existiera la tradición oral de Thanhgiong, que exaltaba la lucha heroica de nuestros antepasados contra la agresión extranjera. Esta leyenda cristaliza los rasgos típicos de nuestra tradición de lucha contra la agresión extranjera: la voluntad indomable de combatir de nuestro pueblo, la fuerza invencible de las masas que participan en la lucha Thanhgiong crece de modo prodigioso al escuchar el llamado para la salvación del país. Se sirve de barrotes de hierro y troncos de bambú para aniquilar al enemigo. Va acompañado de labores, pescadores, pequeños pastores de búfalos que combaten al enemigo con sus azadas, sus cañas, sus instrumentos de bambú… esta leyenda oral, muy clara y altamente simbólica, era la propia imagen de “todo el pueblo que combate al agresor”, “todo el país (que) combate al agresor”, imagen de nuestro pueblo en la época anterior a la de la historia escrita.
En nuestro país existieron también desde muy temprano masas armadas que se sublevan espontáneamente para rechazar a los invasores extranjeros. Ya en el tercer siglo antes de la era cristiana, los habitantes de Aulac, de acuerdo con las demás tribus Viet, combatieron a las tropas agresoras de los Tan durante decenas de años, nombrando generales a los bravos entre los bravos, batiéndose de noche, lanzando ataques por sorpresa, aniquilando a cientos de miles de enemigos, hasta lograrla victoria. Esta forma de combatir y organizar las fuerzas era muy típica de las masas que, movidas por el odio al agresor, se le enfrentaban para aniquilarlo; y no podemos dejar de establecer una similitud con la forma de guerrear valiente y flexible, en orden disperso, de los patriotas norteamericanos en su guerra de independencia contra los colonialistas británico. En el siglo XVIII a los que Engels tanto elogió. Los habitantes que se armaban espontáneamente y espontáneamente repelían al agresor, eran nuestros “guerrilleros” de la antigüedad.
En nuestra historia apareció muy pronto la organización de un ejército nacional destinado a combatir a los agresores extranjeros. El ejército del rey An Zuong se componía de infantería y flota; la ciudadela de Co Loa era la base tanto de la una como de la otra. Este ejército poseía un arma muy eficaz, una especie de balista que lanzaba de una sola vez un gran número de flechas con puntas de bronce muy afiladas, que se fabricaban en grandes cantidades y se han encontrado por decenas en el sector de Co Loa. Esto testimonia la existencia de una organización militar que había alcanzado ya cierto grado de desarrollo. La aparición de las balistas y lasflechas de bronce constituyó un gran progreso en nuestra técnica militar de aquella época. Tal vez sea este el origen de la leyenda de la ballesta mágica. Pero, aún con una ballesta mágica, si no se cuenta con el respaldo popular y si se descuida la vigilancia es imposible evitar la pérdida del país. El rey An Zuong se dejó vencer por Trieu Da.
Desde entonces, nuestro país cayó bajo la dominación de los feudales extranjeros. Durante diez siglos, nuestro pueblo no cesó de sublevarse y combatir por la liberación nacional, por la reconquista de su independencia. Las insurrecciones nacionales estallaron en forma continua, estuvieron presentes en todos los siglos, y algunas de ellas se convirtieron en guerras de liberación. La primera fue la de las dos damas Trung, que logró éxito en todo el país; luego vinieron las de Chu Dat, Luong Long, Dama Tribu, Ly Bi, Ly Tu, Tien y lasde Dinh Kien, Mai Thuc Loan, Phung, Zuong y Thanh… finalmente, la sublevación de Khuc Thua Zu y la victoria de Ngo Quyen en el río Bach Dang pusieron fin a la dominación extranjera y permitieron la reconquista de la independencia nacional.
Durante este período de dominación extranjera, naturalmente, no podíamos contar con un ejército nacional. Nuestras fuerzas armadas estaban constituidas esencialmente por las “tropas de la justa causa”, organizadas en las insurrecciones bajo la dirección de los lac hau y los Lac Tuong, gobernadores civiles y militares y personalidades patrióticas; es decir, los representantes de la clase feudal de la época. Las “tropas de la justa causa, que tenían el carácter de fuerzas armadas de las masas insurrectas, se asemejaban a un ejército.Las fuerzas insurrecciónales, a veces limitadas y otras considerables contaban siempre con la participación de varias capas sociales y comprendían a ciudadanos patriotas, minorías del delta y la región alta, autoridades, jefes de tribu, mandarines, patriotas… después de la victoria de la insurrección o cuando esta se transformaba en guerra de liberación, los dirigentes organizaban hasta un determinado nivel el ejército nacional, para seguir combatiendo.
El movimiento de lucha de las masas y las insurrecciones de las “tropas de la justa causa” ejercían su influencia sobre los hombres delas tropas vietnamitas en el aparato de dominación extranjera: estallaban numerosos motines. Durante uno de ellos en el año 1803, el jefe militar Vuong Quy Nguyen, un vietnamita, seguido de sus hombres, se alzó y desalojó al mandarín extranjero.
En esa época, la conciencia nacional y el patriotismo de nuestro pueblo se pusieron claramente de manifiesto en las insurrecciones, lasmás representativas de las cuales fue la de las dos damas Trung, a comienzos de nuestra era. El rasgo original de esta insurrección, que se inició en Melín (el Ha Tay actual), era que los mandarines civiles y militares, así como los habitantes de los 65 distritos y ciudades, es decir la totalidad de nuestro territorio de aquel momento, “respondieron en forma unánime” esta “respuesta unánime” de todo el país, agrupado bajo la bandera de salvación nacional de las damas Trung, constituye uno de los fenómenos más raros de la historia. Se puede decir que fue una “sublevación en cadena”, hubo una insurrección popular que reflejaba la clara conciencia nacional de los gobernadores civiles y militares y de los habitantes de las diferentes tribus que formaban la población del antiguo país de Au Lac.
La insurrección de las dos damas se vio coronada con el éxito y fue reconquistada nuestra independencia nacional. Tres años después, los agresores invadieron de nuevo nuestro país. Las dos damas les opusieron su joven ejército, pero fueron vencidas.
La insurrección de Ly Bi, a mediados del siglo VI, fue una insurrección de gran envergadura, porque logró “reunir a los héroes de lasdiferentes provincias” en una sublevación simultánea. En 3 meses, esta insurrección logró abolir el poder del invasor. Las (tropas de la justa causa) dirigidas por Ly Bi, se apoderaron rápidamente de la ciudadela de Tan Luong, y golpe tras golpe rechazaron dos contraofensivas del ejército agresor de los Liang.
Después de la victoria fue fundado el estado de Van Xuan, con su ejército. En la resistencia que sirvió para la salvaguardia del país, el ejército de Ly Bi fue derrotado. Pero Trieu Kuang Phuc reorganizó las fuerzas, se replegó hacia la base de Zatrach, aplicó una “estrategia de larga duración” y puso en acción la táctica de los pequeños enfrentamientos de los combates aislados, de la escaramuza, del ataque nocturno, con el fin de cansar al enemigo. Luego, cuando los Liang tuvieron que hacer frente a graves desordenes en su país, Trieu Kuang Phuc pasó a la contraofensiva, derrotó al ejército agresor y reconquistó la independencia. El estado independiente de Van Xuan se mantuvo durante más de medio siglo. Fue una gran victoria de nuestro pueblo en aquella época. Nació así la idea de una guerra de larga duración. El pequeño enfrentamiento, el combate aislado, la escaramuza, el ataque nocturno… habían alcanzado un nuevo grado de desarrollo.
Después de la derrota del estado de Van Xuan nuestro pueblo no cesó de sublevarse durante tres siglos, combatiendo al enemigo conalas armas en la mano y desencadenando varias insurrecciones en el siglo X, las luchas llegaron a su clímax. Apoyándose en ese movimiento armado, aprovechando la debilidad de los Tang, como consecuencia de las insurrecciones campesinas en su país y de la degradación y ejecución del tiet do su (procónsul) de los Tang, y apoyado por el pueblo Khuc Thua Zu se sublevó, se proclamó él mismo tiet do su y restableció la soberanía nacional. Durante varias décadas esta soberanía pasó por duras pruebas y conoció algunos eclipses. Solo en el año de 938 nuestro pueblo pudo reconquistar verdaderamente su independencia, gracias a la victoria obtenida en el río Bach Dang por el ejército de Ngo Quyen sobre el ejército agresor de los An del sur. Esta batalla fluvial, con juncos de combate y estacas de hierro, con un modo de combatir valiente e ingenioso, indica la fuerza combativa y el grado de desarrollo de nuestro ejército nacional en aquella época. El historiador Levan Huu hizo el elogio de esta hazaña de Ngo Quyen en los siguientes términos: “con el ejército recientemente constituido de nuestra tierra viet, pudo derrotar al ejército de un millón de hombres de Liu Huang Tao” “excelente estratagema y excelente dirección de combate”, “fundar el estado y proclamarse rey” de tal modo que los agresores no se atrevieron a invadir nuevamente nuestro país.
La victoria de Bach Dang marcó un viraje en nuestra historia. Fue el comienzo de la época en que nuestro pueblo conquistó una independencia total, edificó y desarrolló un estado feudal, cada día más próspero y consolidó y salvaguardó su independencia durante muchos siglos sucesivos. El estado feudal centralizado, promovió de una dinastía a otra, políticas cada vez más perfeccionadas para edificar y consolidar el aparato del poder tanto en el centro como en los diferentes peldaños, para dar un fuerte impulso a la edificación económica y al desarrollo cultural y para consolidar y reforzar la defensa nacional. Bajo la dirección de la clase feudal –que desempeñaba entonces un papel positivo en el desarrollo de la misión-, nuestro pueblo llevó a cabo guerras patrias para salvaguardar su independencia nacional. Y cada vez que perdió su país, se sublevó y desencadenó una guerra de liberación para reconquistar la independencia.
El desarrollo de nuestras fuerzas armadas en esa época estaba estrechamente ligado a estas guerras y a estas insurrecciones. Reflejaba el desarrollo multilateral de un estado independiente, edificado sobre la base de un régimen feudal consolidado cada día más en todos los aspectos.
La diferencia más notable entre la edificación de las fuerzas armadas del estado feudal en nuestro país y en los distintos estados feudales europeos, es que nosotros teníamos el régimen de “todo el pueblo un soldado” y no el régimen de “mercenarios”. En cuanto al régimen de “todo el pueblo en armas” en Europa, del que hablaba Engels no hizo su aparición hasta los primeros años de la revolución francesa burguesa.
El régimen de “todo el pueblo un soldado” había sido creado y perfeccionado progresivamente a través de las dinastías.
Bajo la dinastía Dinh Le, después de ser eliminada la “rebelión de los doce señores”, y después de la fundación del estado feudal centralizado, se instituyó el censo de la población con el fin de reclutar hombres. Las fuerzas armadas fueron organizadas según el sistema “de llamado (de los hombres) a las armas en caso de necesidad, y devolución (de los mismos) a los campos después de la batalla”. Gracias a este sistema, con una fuerza permanente poco numerosa que servía de núcleo, el estado feudal de aquella época podía organizar diez grupos de ejércitos que contaban con un millón de hombres, bajo el mando del general Le Hoan. Esta cifra englobaba la totalidad de los hombres inscritos en el censo. Era una forma muy curiosa de armar a toda la población en la época feudal, pero era indispensable para una pequeña nación como la nuestra si quería combatir la agresión extranjera.
El desarrollo multilateral de la nación feudal independiente bajo los Ly aparece claramente en los reglamentos y en la política concerniente a la organización de las fuerzas armadas. Era la política que instituía el servicio militar en el campo, de modo que también el campesino era soldado y hacía su servicio militar sin dejar de trabajar en la producción. Los Ly dividían a los hombres inscritos en adultos de 18 a 20 años y en mayores de 20 a 60 años; estos últimos estaban sometidos al régimen de “rotación”: permanecían inscritos en el censo del ejército y se incorporaban en tiempos de guerra. Es el régimen que hoy llamamos de servicio militar obligatorio.
Bajo los Trang, la organización de las fuerzas armadas descansaba en el régimen de movilización de las fuerzas de todo el pueblo, de todo el país, según la idea de Trang Quoc Tuan: “todo el país conjuga sus fuerzas”, que encontraba su expresión característica en la concepción de entonces de hacer de cada habitante un soldado. El historiador Phan Huy Chu observó: “la situación de las fuerzas armadas era entonces muy fuerte. En general, en tiempos de paz se agrupaban en lugares favorables; en caso de guerra combatían enérgicamente. Así, bajo los Trang, toda la gente del pueblo eran soldados, lo que permitía derrotar al agresor y fortificar la situación del país. Las fuerzas armadas bajo los Trang, organizadas según un régimen bien definido, reflejaban el crecimiento y la consolidación de nuestro régimen feudal después de tres siglos de edificación en la Paz.
Apoyándose en el régimen de “todo el pueblo soldado”, desde el punto de vista de la organización concreta el estado feudal creó diferentes categorías de tropas: las tropas de la corte en el nivel central, las regionales, las de los grandes señores y jefes de tribu delas minorías étnicas, y las huong binh, dan binh, tropas locales de base en los municipios, en las aldeas, etc. Las tropas de la corte se llamaban “tropas del hijo del cielo” bajo los DinhLe y “tropas permanentes” “tropas sobre las armas”, bajo los Ly y los Trang. Eran lastropas en activo, las que hoy llamamos tropas permanentes. En cuanto a las tropas ubicadas en el campo, que “en tiempos de paz regresan a sus hogares para cultivar los arrozales y en caso de alerta son llamadas a las armas” se llamaron “ropas externas”, parecidas a las que llamamos hoy las reservas. Las huong binh, tho binh eran organizadas por la administración feudal en tiempos de paz para mantener la dominación del estado feudal en las aldeas y los municipios; en tiempos de guerra, combatían al agresor junto alas masas populares, de modo que constituían las grandes fuerzas armadas del pueblo.
Si durante los diez siglos de lucha por la independencia las fuerzas armadas de nuestro pueblo estuvieron constituidas fundamentalmente por las tropas de la justa causa en las insurrecciones en que participaban las grandes masas populares, en la época de la edificación y la consolidación de la independencia nacional las fuerzas del ejército eran las que emergían en la defensa nacional en las guerras por la defensa de la patria: era el ejército regular de nuestro estado feudal independiente y su organización se perfeccionaba cada día más. El ejército de los Ly comprendía la infantería, la caballería, las tropas montadas en elefantes, la flota; su armamento consistía en lanzas, picas, ballestas, catapultas. Las de los Trang poseían dispositivos para lanzar proyectiles encendidos: era de cierto modo su artillería. Nuestro pueblo atribuía gran importancia al equipo del ejército y sabía aprovechar el nivel de desarrollo de sus fuerzas productivas para inventar armas nuevas y máquinas de guerra eficaces. También existía preocupación por alimentar bien a las tropas, pues se consideraba “el alimento como algo vital para los hombres”. Las tropas permanentes no eran numerosas, pero sabían batirse muy bien y cuando la guerra estallaba las fuerzas podían multiplicarse rápidamente. Se atribuía gran importancia al entrenamiento de las tropas. Para el perfeccionamiento de los generales y oficiales Trang, Quoc, Tuang había escrito las obras Binh Thu Yeu Luoc (manual de fundamentos del arte militar) y Van Kiep Tong bi truyen thu (Transmisión del secreto de Van Kiep).
Los estatutos de organización del ejército del estado feudal fueron recogidos por el historiador Phan Huy Chu, que los insertó en la parte “Binh Che chi” (“Monografía de la organización del ejército”) de su gran obra Lich Trieu hien chuong loai chi; ésta comprendía los siguientes capítulos: 1) organización y composición del ejército; 2) principios de selección; 3) reglamento del mantenimiento de los hombres y la subvenciones; 4) método de entrenamiento; 5) prohibiciones; 6) método de examen; 7) rituales. Esto demuestra que nuestra organización militar había alcanzado una estructura bastante completa, y testimonia la alta vigilancia de nuestros antepasados, quienes, a pesar de los largos de paz, no cesaban de perfeccionar la organización de las fuerzas armadas, de alentar a las masas a cultivar el arte de las armas, de consolidar la defensa nacional para salvaguardar la independencia del país. Desde luego, el ejército del estado feudal no tenía únicamente la función de de defender el país; también debía “reducir los desórdenes”, es decir, reprimir lasluchas populares.
Una vez que nuestro pueblo hubo reconquistado su independencia y edificado un estado bien estructurado, su patriotismo y su voluntad de combate alcanzaron un grado más elevado. Si en la época en que había perdido su independencia estos sentimientos encontraban expresión en la decisión de continuar el combate hasta reconquistar la independencia, ahora en la época de la recobrada independencia, se manifestaban en la voluntad de edificar el país con sus propias fuerzas y hacerlo fuerte y poderoso, en la voluntad de luchar enérgicamente para preservar nuestros montes y nuestros ríos, para salvaguardar nuestro territorio nacional que nuestros antepasados habían conquistado y construido al precio de tanta sangre y tantos sufrimientos. Gracias a su patriotismo y a su voluntad de combatir, gracias a las fuerzas armadas edificadas sobre la base de un régimen feudal cada día más floreciente, gracias al arte de conducir la guerra de nuestros héroes nacionales, nuestro pueblo obtuvo en esa época las victorias más brillantes en su historia de defensa de la patria. Nuestro país fue edificado y consolidado en todos los aspectos, tanto en el campo económico como en el de la defensa nacional, pero seguía siendo un pequeño país. No obstante, gracias a su régimen de “todo el pueblo soldado”, con un ejército poco numeroso pero bien entrenado, nuestro pueblo venció gloriosamente a los ejércitos agresores más poderosos y más bárbaros de la época, salvaguardando la independencia y la libertad de la nación. El generalísimo Le Hoan derrotó al ejército agresor del los Song en las batallas de Chilan en Bach Dang.
Ly Thuong Kiet lanzó una ofensiva preventiva en territorio enemigo y aniquiló las principales bases de partida del agresor. Durante la resistencia que siguió en territorio nacional, el gran ejército de la corte libró importantes batallas sucesivas a orillas del río Nhu Quyet, destruyendo más de la mitad de las fuerzas adversarias, mientras decenas de miles de hombres de las tropas regionales, incluyendo a los huong binh y tho binh, operaban coordinadamente en la retaguardia del enemigo, atacando sus pequeños destacamentos de combate y transporte. En la región de Lang Son, los Tay y al mando de Than Canh Phuc, después de retirarse a la selva, atacaron inmediatamente al enemigo aplicando con mucha eficacia la táctica de la escaramuza, los combates nocturnos, etc. Hizo así su aparición, ya desde esa época, la coordinación de combate entre el gran ejército y las fuerzas regionales, creando una posición estratégica en la que atacábamos a la vez de frente y por la retaguardia. Esta coordinación de las acciones era un rasgo muy original del arte militar de un pequeño pueblo que se oponía a la agresión de un enemigo poderoso. La agresión de los Son fue rechazada: estos tuvieron que reconocer a nuestro país como un reino independiente.
Durante las tres resistencias contra las tropas de los Yuan en el siglo XIII, gracias a la existencia del ejército y de los Huong Binh y Tho binh organizados bajo el régimen de “todo el pueblo soldado”, Tran Quoc tuan coordinó hábilmente en combate con tropas concentradas, el gran combate del ejército nacional y los pequeños enfrentamientos locales de los Huong binh y tho binh y las masasarmadas, durante toda la guerra.
Es evidente que el ejército desempeñaba un papel decisivo: desarrollo con éxito y brillantemente numerosas batallas de exterminio en Dong Bo Dau, Hamtu, Chuong Duong, Van Kiet, Bach Dang… pero las masas armadas eran numerosas y su papel era también muy importante. La población montañesa interceptaba, detenía, diezmaba y aniquilaba a gran número de enemigos. Los Zan Binh, es decir,las tropas paramilitares del campo, combatían localmente con el apoyo de las aldeas y los caseríos, muy pronto nuestra población supo combatir con este apoyo. Podemos decir que era un tipo de “aldea de resistencia”. Los habitantes escondían todos sus bienes –hacían el vacío- ante el enemigo, creándole muchas dificultades en el abastecimiento de víveres. Las palabras “Sat That” (muerte a los tártaros) tatuadas en los brazos de los oficiales y soldados, traducía la determinación de resistir, el espíritu de sacrificio en combate de nuestro pueblo en esa época. Era verdaderamente una guerra de todo el pueblo. De todo el país. Era realmente la guerra popular en la época feudal. El ejército agresor mongol de los Yuan arrasó Europa y Asia a sangre y fuego, y conquistó y borró del mapa a numerosos estados. Pero las tres veces q1ue invadió Vietnam, las tres veces fue rechazado de plano por el pueblo vietnamita. Las grandes victorias de las guerras de resistencia en la época de los Trang, dirigidas por nuestro héroe nacional Trang Quoc Tuan, victorias de vidas fundamentalmente a que “todo el pueblo conjugaba sus fuerzas”, como el propio Trang Quoc Tuan había preconizado, son pruebas del alto nivel de desarrollo alcanzado por la organización armada de la época, así como del importante papel jugado por el ejército y lasfuerzas armadas en las guerras patrias de nuestro país. Eran victorias gloriosas de una guerra de defensa nacional que se desarrollaba sobre la base del régimen feudal, mientras nuestro país se iba edificando y consolidando en todos los aspectos y se había ido preparando en la paz, durante cientos de años, para su defensa nacional.
A mediados del siglo XIV, el grupo feudal de los Trang degeneró, e intensificó la opresión y la explotación del pueblo. A lo largo de casi medio siglo estallaron numerosas insurrecciones de campesinos y esclavos domésticos. Ho Quy Ly aprovechó la situación para ascender al trono y fundó la dinastía de los Ho. El pueblo se dividió. La resistencia contra la agresión de los Ming organizada por Ho Quy Ly, se apoyó en el ejército, en las armas perfeccionadas en las ciudadelas fortificadas, y no en el pueblo. Por ello fracasó.
Pero los agresores no lograron subyugar a nuestro pueblo. Las insurrecciones estallaban sin interrupciones.
Le Loi se alzó en Lam Son con cerca de dos mil “soldados de la justa causa”. La insurrección se convirtió en guerra de liberación, cuyas fuerzas en las “tropas de la justa causa” apoyadas por las masas armadas insurrectas. Una vez que la insurrección se hubo transformando en guerra de liberación, estas tropas se convirtieron en ejército. En el momento de la victoria, este contaba con más de doscientos mil hombres y con una organización bien estructurada, gracias a la experiencia transmitida por los Ly y los Trang.
“Blandir los garrotes como banderas; reunir a los labradores y a los miserables”. Estas célebres palabras de Nguyen Trai traducían el carácter de masa de las fuerzas insurreccionales. Podemos decir que estas estaban constituidas por las considerables fuerzas de los campesinos trabajadores de nuestro país en aquella época: durante cerca de la mitad del siglo anterior, se habían batido con éxito contra los feudales Trang; ahora se agrupaban bajo la bandera nacional de Le Loi y Nguyen Trai. Además, la sublevación de Lang Son había instalado en condiciones distintas de las insurrecciones anteriores, durante los diez siglos precedentes bajo la dominación extranjera. Nuestro país había estado dominado por los Ming durante veinte años; pero anteriormente nuestro pueblo ya había construido un estado feudal independiente, había consolidado y mantenido firmemente la independencia nacional durante casi cinco siglos consecutivos, y había rechazado sucesivamente numerosas agresiones de un enemigo poderoso.
Por consiguiente, después de las dificultades de los primeros años, durante los cuales las “tropas de la justa causa” habían tenido que retirarse a las montañas y oponer la táctica de los pequeños enfrentamientos esporádicos a las ofensivas enemigas, las fuerzas insurreccionales se desarrollaron rápidamente, sobre todo después que adoptaron la justa orientación de apropiarse del Nghe an para hacer de él un trampolín, liberar thanh hoa, y luego a tan binh y thuan hoa. Donde quiera que llegaban las “tropas de la justa causa” la población se sublevaba para apoyarlas y abastecerlas, se integraba a ellas, se armaba para actuar en coordinación con ellas y atacarlas guarniciones enemigas, aniquilar a las tropas adversarias, desintegrar por sectores enteros el poder agresor del extranjero, en los distritos y liberar bastas regiones.
Los Ming enviaban refuerzos. Con un ejército de “algunos centenares de miles de hombres, solamente pero unido como los cinco dedos de una mano”, distinto al de los Ho, que contaba con “un millón de hombres, pero desunidos en espíritu”, Le Loi y Nguyen Trai, secundados por brillantes generales, organizaron grandes batallas y obtuvieron clamorosas victorias en Tot Dong, Chu Dong y Chilan –Xuong Giang, aniquilando a cientos de miles de enemigos. La población se sublevó en masa para apoyar al ejército. Donde quiera que llegaban las “tropas de la justa causa”, “la gente la seguía en forma compacta, y a lo largo de todos los caminos se les brindaba alcohol”, y “más combatían y más victorias obtenían, aniquilando donde quiera al enemigo, como si destruyeran objetivos viejos o quebraran ramas muertas”. La población participaba también directamente y en múltiples formas en los ataques contra el enemigo. La vendedora de té de la familia Luong en Co Long, logró vencer al enemigo con un estratagema y conquistar la ciudadela. Ella recibió de Le Loi el título de “constructora del país”.
Nguyen Trai se preocupó también por dar un fuerte impulso a la “ofensiva dirigida a los corazones, es decir, al trabajo de agitación enlas filas enemigas y entre las tropas fantoches para convencerlas y arrastrarlas, lo que permitió obtener la rendición del adversario en numerosas ciudades: Nghe An, Zien Chau, Thi Cau, Dong Quan… cien mil soldados enemigos se rindieron. Decenas de miles de mercenarios autóctonos se unieron a las filas del pueblo.
La victoria de la resistencia contra los Ming fue una victoria de la guerra del pueblo, conducida por Le Loi y Nguyen Trai. Pero, a diferencia de la guerra patria de defensa bajo los Tran, en este caso se trató de una insurrección nacional que llegó a convertirse en una guerra de liberación librada por las tropas de la justa causa, constituidas en ejército y combinadas con las grandes sublevaciones de las masas. “Una vez enarbolado el estandarte de la justa causa, todo el país se subleva como una colmena en efervescencia”; las grandes batallas“rugientes y fulgurantes”, van acompañadas de pequeños enfrentamientos, “galerías de hormigas que roen la muralla; se aniquila al ejército enemigo y se destruye el poder del invasor para liberar a todo el país y reconquistar la independencia nacional sin lassublevaciones de la población no se hubiera podido desintegrar las bases de ese poderío, ni extender el prestigio y la influencia de lastropas insurrectas y abrirles campos de acción. Y sin las “tropas de la justa causa”, convertidas más tarde en ejército, para librar grandes batallas de destrucción, no hubiera sido posible vencer al agresor y destruir el poder de la dominación extranjera. La coordinación entre la acción del ejército nacional y la de las masas armadas alcanzó, con respecto a la de la guerra patria, de los Trang, un nuevo desarrollo que tuvo como rasgo principal las grandes sublevaciones populares.
Después de la victoria, Le Loi y Nguyen Trai reconstruyeron rápidamente al país y llevaron el régimen feudal centralizado a una nueva etapa de desarrollo floreciente, cuyo reflejo era la evolución de la organización militar. Los tres le desarrollaron la tradición de “todo el pueblo soldado”, así como la experiencia del período de los Ly y de los Trang, y organizaron el ejército de la corte a nivel central, lastropas regionales y las de las aldeas. Los grandes señores no poseían tropas propias. Se desmovilizó a la mayor parte de los hombres del ejército, que volvieron a sus arrozales; solo quedaron sobre las armas unos cien mil. Existía el régimen de inscripción por censo, con vista al reclutamiento y al llamado en caso de guerra. “El censo estaba sometido a un control trienal, de modo que no se omitía a nadie. Cuando la situación lo exigía se llamaba tanto a los militares como a los civiles, y todos eran soldados. Fue esta una experiencia en materia de organización de las fuerzas armadas en tiempos de paz, que combinaba la consolidación de la defensa nacional con la edificación económica y preparaba así el país para emprender una guerra por la salvaguardia de la patria en caso de invasión extranjera. Evidentemente esto tendía también a robustecer la dominación del Estado Feudal.
A partir del siglo XVI nuestro régimen feudal comenzó a declinar. Durante más de doscientos años, las tropas feudales se destruyeron entre sí, la guerra civil entre los Tring y los Mac duró más de medio siglo. Vino luego la espera lucha entre los Tring y los Nguyen, que duró casi cincuenta años y culminó con la división del país durante más de un siglo. Los feudales en decadencia oprimieron y explotaron duramente a los campesinos. Por temor a sublevaciones populares, ordenaron la confiscación de las armas de fuego y prohibieron su fabricación por parte de la población. Las luchas campesinas fueron ferozmente reprimidas por el ejército. Insurrecciones y guerras campesinas de gran envergadura estallaron constantemente, sobretodo en el siglo XVIII y culminaron con la sublevación de los Tai Son, dirigida por Nguyen Hue.
Esta sublevación marcó un nuevo desarrollo de la insurrección y de la guerra, de la coordinación entre las masas armadas y el ejército en nuestro país. Tuvo su origen en el movimiento campesino que evolucionó hasta convertirse en movimiento nacional, y en la estrecha combinación de esos dos movimientos, mientras que la clase feudal decadente capitulaba ante el agresor y la bandera de salvación nacional pasaba a manos de Nguyen Hue, el eminente líder del movimiento campesino. Por esta razón, las insurrecciones campesinas y las guerras nacionales fueron animadas por un nuevo impulso ofensivo muy vigoroso.
Al comienzo de la sublevación, la consigna de “cogerle a los ricos para distribuir entre los pobres” impulsó a los campesinos y a lasdemás capas de la población humilde a sublevarse. La rebelión se extendió, devino en guerra campesina que derrocó el régimen feudal del país, y luego en guerra nacional que rechazó la agresión de los feudales extranjeros.
Las fuerzas armadas de esta insurrección campesina que se convirtió en guerra nacional se habían creado a partir de las “tropas de la justa causa” y se transformaron poco a poco en un ejército con una amplia participación del campesinado y otras capas de la población. Fue este un nuevo desarrollo de nuestra organización militar nacional, tanto en el sentido de sus objetivos políticos como en el de la envergadura de sus formaciones y el nivel de la organización y el arte militar. Las primeras “tropas de la justa causa” de Tai Son eran verdaderamente una organización armada de masas pobres: campesinos, artesanos, etc. Que se proveían por su propia cuenta de armas diversas: garrotes, lanzas, picas, sables, armas de fuego, etc.… durante la insurrección, donde quiera que llegaban las tropas de Nguyen Hue, se les unían los campesinos y otras capas oprimidas, engrosando así sus filas y destruyendo el poder feudal decadente. El prestigio y el poder de Nguyen Hue eran enormes. Sus tropas se desarrollaron rápidamente. A raíz de las sublevaciones, Nguyen Hue organizó el ejército de los Tai Son. Era el ejército de los campesinos; convertido más tarde en ejército nacional. Su organización, así como su armamento, alcanzaron un grado de desarrollo bastante elevado. Había infantería, caballería, tropas montadas en elefantes, y la flota. Había mosquetes y cañones de distintos calibres. Había también distintas categorías de embarcaciones de guerra, incluyendo grandes navíos capaces de transportar incluso elefantes, un centenar de hombres y cañones. Nguyen Hue hacía montar sus cañones en los barcos y los hacía colocar en baterías sobre el propio lomo de los elefantes. Era de cierto modo su artillería de campaña.
Respaldado por la sublevación de las masas, sobretodo de las masas campesinas y de otras capas humildes, el poderoso ejército de los Tai Son, que se batía con valor y estaba dotado de una gran movilidad, enriqueció nuestra historia nacional con hazañas prodigiosas bajo el mando de Nguyen Hue.
Con sus célebres batallas –la captura de la ciudadela de Quy nhon, la toma de la provincia de Quan Ngai, la liberación de Phu Yen, los cinco ataques victoriosos contra la ciudadela de Gia Dinh- las tropas Tai Son pusieron fin a la dominación feudalista de los Nguyen, establecida desde hace más de doscientos años, luego, con la clamorosa victoria de Rach Gian –xoai mut, en la que fueron aniquilados decenas de miles de hombres de las tropas siamesas, Nguyen Hue rechazó su agresión.
Mas tarde, con operaciones relámpago las tropas Tai Son forzaron la ciudadela de Phu Xuan y llegaron hasta la orilla del río Gianh, donde, al cabo de diez días, pulverizaron a las tropas de los Tring con la ayuda de la población insurrecta.
“Inmediatamente nuestras tropas tomaron rumbo hacia el norte”. Nguyen Hue se apoderó por sorpresa de Vi Huong y luego liberó Tang Long, derribando en menos de un mes la dominación feudal tricentenaria de los Tringh y echando las bases para la reunificación del país, desde la capital del norte hasta Gia Dinh.
Los Ly feudalistas, que querían aferrarse a toda costa a su trono, invitaron a los Tsing a invadir nuestro país. Frente al peligro, las tropas Tai Son se dirigieron hacia el norte. Después de una marcha relámpago, con un impulso ofensivo y resistible y el propósito de “ganar la guerra con una sola batalla”, y con una voluntad inquebrantable de pulverizar a los agresores y hacerles comprender que el Vietnam heroico ya tiene sus propios dueños”. Nuestro héroe nacional, el campesino Nguyen Hue –que se había proclamado emperador- derrotó en la gloriosa batalla de Ngoc Hoi –Dong Da, en el transcurso de cinco días, a los doscientos mil hombres de las tropas de Tsing, y echó por tierra sus designios de agresión.
La insurrección de los Tai Son –un movimiento campesino que devino en movimiento nacional-, respaldada por la masiva sublevación armada del pueblo y por un ejército poderoso, derribo tres clanes feudales reaccionarios en el país, rechazó dos invasiones extranjeras, perfeccionó la unificación de la patria y salvó la independencia nacional. Fue una hazaña, una obra de nuestro campesinado revolucionario y de nuestra nación, sin igual en nuestra historia y muy insólita en la del movimiento campesino de otros países.
En el siglo XIX nuestro pueblo se enfrentó a una prueba muy grave. El imperialismo francés emprendió la conquista de nuestro país. Era un enemigo nuevo, una potencia capitalista de occidente, dotada de un enorme potencial económico y militar, un enemigo muy distinto al antiguo agresor feudal. En el interior, el régimen feudal había decaído desde hacía tiempo. La clase feudal había cesado de desempeñar el papel de fuerza progresista en la historia nacional y se había vuelto extremadamente reaccionaria, sumiendo a nuestra sociedad en el caos y la ruina. El estado feudal recurría constantemente al ejercicio para reprimir las sublevaciones campesinas. Y el ejército del estado feudal se había tornado totalmente opuesto al pueblo, había perdido todo el apoyo del pueblo, de la nación. Los campesinos, por su parte, se levantaron en armas y emprendieron cientos de sucesivas insurrecciones grandes y pequeñas para oponerse a la dominación draconiana y a la feroz represión de la clase feudal.
Frente a la agresión del imperialismo francés, cuando la pérdida del país se hizo cada día más inminente, las masas campesinas se sublevaron en todas partes, pero los Nguyen feudales se negaron a cualquier reforma y siguieron reprimiendo al pueblo. Aferrados a sus egoístas intereses de clase –preferían capitular ante los agresores extranjeros que marchar junto al pueblo-, dejaron caer al país en manos del imperialismo francés. Pero nuestro pueblo, ignorando la vergonzosa capitulación de los Nguyen, continúo su lucha. Durante cerca de un siglo de dominación del imperio francés, el pueblo vietnamita dio pruebas de un espíritu indomable, siguió sublevándose y organizó “tropas de la justa causa” para resistir al enemigo. Tuvimos así los movimientos de Truong Cong Dinh y Nguyen Trung Truc en el sur, y los movimientos de Phan Dinh Phung, Nguyen Thien Thuat y Hoang Hoa Tham en el norte. Hombro con hombro con las “tropas de la justa causa”, nuestro pueblo combatió valientemente generación tras generación, sin alcanzar sin embargo sus objetivos porque le faltaba una línea y una orientación justa, acorde a las condiciones históricas de la nueva época. Y así, hubo que esperar hasta la aparición de la clase obrera vietnamita y de su partido de vanguardia para que nuestra historia nacional realizara un gran viraje.
La historia de las insurrecciones y las guerras, la historia de la organización militar de nuestro país, demuestra que nuestro pueblo posee heroicas tradiciones de lucha contra la agresión extranjera, tradiciones de un pequeño país estrechamente unido que conjuga todas sus fuerzas para combatir y vencer a enemigos mucho más poderosos que él. Las insurrecciones y las guerras nacionales de nuestro país fueron, en el pasado, verdaderas insurrecciones populares y guerras populares que lograron un alto nivel de desarrollo.
Desde el punto de vista de la organización militar, para llevar al éxito estas insurrecciones y guerras nacionales, nuestro pueblo aplicó muy pronto el principio “todo el pueblo soldado” arrastrando a las grandes masas a participar en la lucha en distintas formas entre lascuales la más elevada era la lucha armada al lado del ejército regular. Así, en nuestras insurrecciones y guerras nacionales, aparte de un pequeño número de casos en los cuales combatieron las fuerzas armadas de masas solas, o el ejército solo, nuestra organización militar comprendió generalmente tanto al ejército nacional como a las fuerzas armadas de las masas, ambos combinados, con diferentes formas de organización y distintos niveles de desarrollo, con un lugar y un papel distintos según las condiciones y lascircunstancias históricas concretas. Así fue como nuestras insurrecciones y nuestras guerras nacionales pudieron desarrollar la fuerza de todo el país de todo el pueblo, y aplicar en forma creadora el arte militar tradicional, que oponía el pequeño número al gran número, que vencía a lo grande con lo pequeño, que “neutralizaba lo extenso con lo breve”, que “daba cuenta del fuerte con el débil”.
Nos damos cuenta así de que combinar las masas armadas con el ejército nacional y viceversa fue para nuestro pueblo, ya en el pasado, un principio de organización militar, e incluso de arte militar, para lograr la victoria tanto en la insurrección nacional como en la guerra nacional, tanto en la guerra de defensa de la patria como en la de liberación.
La organización militar dependía, en primer lugar, del régimen político, de la naturaleza clasista del Estado. Estaba estrechamente ligada al carácter y a los objetivos de las insurrecciones y las guerras. Si nuestra organización militar nacional pudo movilizar a lasgrandes masas y aplicar el principio de poner a todo el país frente al agresor, esto se debía sobretodo al carácter justo de nuestras insurrecciones y nuestras guerras nacionales: el objetivo político de esas insurrecciones y esas guerras era siempre la conquista y la defensa de la independencia nacional.
En esas insurrecciones y guerras, entre las “tropas de la justa causa” organizadas por los representantes de la clase feudal, o el ejército del estado feudal y las grandes masas, reinaba la unidad en cuanto al interés nacional y el objetivo de la lucha, aunque esta unidad estuviera limitada por la naturaleza de la clase feudal y las condiciones históricas. Por esta razón las “tropas de la justa causa” y el ejército podían contar con el ardiente patriotismo, con la cohesión nacional y con la voluntad combativa indudable de las masas. Por esta razón las masas participaban activamente en el ejército, lo apoyaban y tomaban parte directamente en los combates contra el agresor, realizando así la coordinación entre el ejército y las masas armadas. También las fuerzas de los huong binh y tho binh reuníanlas condiciones para poner en juego su poder combativo. En muchos casos, las fuerzas armadas de las masas podían ampliarse y establecer una estrecha coordinación con el ejército nacional, haciendo más fuerte a la nación. El régimen de “todo el pueblo soldado” permitía entonces que todos los ciudadanos patriotas participaran en el combate de salvación nacional y contribuyeran a la defensa de la patria. Como dijimos más arriba, la clase feudal aplicaba ciertas formas de democracia para alentar a las masas a rebelarse y combatir. Nuestros héroes nacionales ponían en práctica, en la edificación del ejército, ideas progresistas que reflejaban el carácter justo de las insurrecciones y las guerras nacionales. Inculcaban a los generales y a los soldados estas consignas: “dedicarse en cuerpo y alma al país”; “morir con honor antes que vivir vergonzosamente”; el ejército debe estar unido como “padre e hijos”; “en el ejército es la concordia lo que cuenta y no el número”, etc.
Pero no sucedía lo mismo cuando el estado feudal empleaba el ejército no para “defender al país” sino para “liquidar los desórdenes”, es decir, para reprimir a las masas; o cuando, ante el peligro de una agresión extranjera, la clase feudal dominante, más preocupada por sus propios intereses egoístas que por el interés nacional, utilizaba el ejército para reprimir el movimiento campesino en el interior del país en lugar de combatir al invasor. Esto sucedía generalmente en las épocas en que la clase feudal entraba en decadencia. Quedaba entonces suprimido el régimen de “todo el pueblo soldado” y la conscripción se convertía en una calamidad. El antagonismo que siempre había existido entre la clase feudal y las masas se exacerbaba. Estas últimas se rebelaban contra el estado feudal, contra el ejército reaccionario, en distintas formas, incluyendo la lucha armada, y creaban sus propias organizaciones armadas para combatir y derribar el estado feudal y aniquilar su ejército.
La organización militar edificada sobre la base del régimen feudal estaba subordinada a las condiciones materiales y técnicas y al nivel de las fuerzas productivas de este régimen. El desarrollo del equipo técnico, desde las simples ballestas hasta las balistas con flechas de punta de bronce, catapultas, proyectiles encendidos, armas de fuego, grandes navíos de guerra, cañones montados de elefantes, etc.… era, en el pasado, uno de los factores determinantes de las formas concretas de organización, así como de los métodos de combate y del poder combativo de las fuerzas armadas de nuestro pueblo.
Debemos precisar que, en aquella época, aunque el agresor fuera poderoso, se encontraba al igual que nosotros bajo el régimen feudal. Por consiguiente, tenía efectivos más importantes que los nuestros, pero su equipo y su armamento no eran necesariamente más perfeccionados que los nuestros, y a veces incluso lo era menos. El problema que se planteaba entonces para nuestro pueblo, para nuestras organizaciones militares nacionales, era el de aplicar el principio de “combatir lo grande con lo pequeño”, “oponer el pequeño número al gran número”, en situaciones en que el equipo y el armamento eran casi los mismos en una parte como en la otra. Solo en la época actual, al tener que afrontar a los ejércitos agresores del imperialismo, nuestro pueblo tiene que resolver el problema siguiente: con fuerzas militares mediocremente armadas, edificadas sobre la base de una economía atrasada con respecto a la del enemigo, afrontar y vencer ejércitos agresores no solamente superiores en número, sino también dotados también de un equipo y un armamento más moderno.
La práctica de nuestras insurrecciones, nuestras guerras nacionales, con la participación de las grandes masas, confirma la justeza delas concepciones del materialismo histórico y de la ciencia militar proletaria en lo referente al papel de las masas populares en la historia en general, y en las insurrecciones y en las guerras en particular. Confirma también las geniales tesis del marxismo – leninismo sobre el armamento de las masas y sobre la edificación del ejército en la insurrección y en la guerra de las clases revolucionarias y los pueblos oprimidos contra las clases explotadoras y la agresión extranjera. Una comparación con la situación de los países europeos de la misma época histórica nos lleva a esta conclusión: si la historia de loas guerras europeas del medio evo es la historia de lasmatanzas entre diferentes grupos feudales con los ejércitos mercenarios, la historia de las guerras de nuestro país en la misma época, es fundamentalmente la de las insurrecciones nacionales y las guerras nacionales, la de las insurrecciones populares y las guerras del pueblo.
La tradición de que “todo el país conjuga sus fuerzas” para combatir la agresión extranjera; la experiencia de las insurrecciones populares y las guerras populares; la experiencia de la organización militar que une el ejército nacional con las fuerzas armadas de lasmasas son tradiciones y experiencias valiosas de nuestro pueblo. Son también rasgos notables, muy raros en la historia militar de lasnaciones.
Cuando surgieron nuestra clase obrera y nuestro partido, nuestro pueblo y nuestro partido recibieron esta tradición y estas experiencias valiosas como herencia, y las llevaron, a la luz del marxismo – leninismo, de la línea política y de la línea militar del partido, a un más elevado nivel de desarrollo en las condiciones históricas nuevas, para combatir y vencer a los agresores más feroces de nuestra época.
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