Art. 10 Como representantes de los intereses proletarios, las FPL se basan en la teoría científica del Marxismo-Leninismo, como guía que orienta la acción del pueblo en el proceso revolucionario.
Art. 11 Las FPL, como vanguardia histórica del proletariado, tienen como principio revolucionario el Internacionalismo Proletario, el cual es desarrollado hacia los pueblos del Campo Socialista Mundial, así como hacia aquellos pueblos del mundo que luchan decididamente contra el imperialismo y el capitalismo; y especialmente, hacia los pueblos latinoamericanos y centroamericanos.
Art. 12 Los objetivos revolucionarios fundamentales de las FPL, son:
a) La Revolución Popular hacia el Socialismo, de carácter anti-imperialista y anti-capitalista.
b) La instauración del Gobierno Popular Revolucionario con hegemonía proletaria y basado en la alianza obrero-campesina, que sentará las bases del Socialismo y que es en esencia la forma política que adoptará en tal etapa la Dictadura del Proletariado en nuestras particularidades históricas, económicas y sociales.
c) La construcción del Socialismo y del Comunismo.
Por eso, para las FPL y para toda organización que en la historia llegue a tener la gloria de ser revolucionaria, fue fundamental, en primer lugar, llegar a tener la absoluta convicción de que la justeza de la línea estratégica y táctica trazada aún cuando no fuera una línea ortodoxa en el sentido conservador y aún cuando fuera una línea no entendida por aquellos que tenían otra línea que consideraban que nuestro pueblo no era capaz de tomar las armas, sino que debía que seguir marchando en caminos que ya habían sido hartamente probados como caminos ineficaces para la lucha de nuestro pueblo, como por ejemplo la repetición y repetición de elecciones que de antemano se sabía que eran fraudulentas y que no eran beneficiosas, que serían fraudulentas y que no eran beneficiosas para elevar la conciencia política del pueblo que ya estaba en un punto en el que comprendía saltos cualitativos de lucha; hubo fuerzas que se aferraron a querer mantener al pueblo dentro de cánones que ya el pueblo, parte del pueblo, o sea la parte avanzada, ya había llegado a comprender e intuir de que no eran suficientes.
Después de 1932, cuando fueron destruidas las Organizaciones Populares, cuando fueron prohibidos los sindicatos, pasaron muchos años de lucha de nuestro pueblo por volver a conquistar el derecho de organización sindical, el derecho a huelga y otros derechos sindicales lo mismo que en otras organizaciones populares. Sin embargo, la práctica mostrada que esos medios eran necesarios y es necesario utilizarlos y organizar al pueblo, a los trabajadores, para la lucha por sus reivindicaciones inmediatas, pero que era necesario que esos medios se convirtieran en medios de elevación de la conciencia política del pueblo, de que no se vieran como medios que le convirtieran con un fin, digamos exclusivamente en la consecución de un pequeño aumento de salario, sino que ayudaran a la clase obrera a tener conciencia de clase, es decir, la conciencia de lo que es el estado, el régimen, el gobierno, el ejército y sus patronos; la amalgama de fuerzas para poder explotar cada vez más profundamente a la clase obrera, a los campesinos, a los sectores medios, a los intelectuales, a los artistas, a los pequeños propietarios, y a los medianos. Una maquinaria que representa una feroz dictadura contra el resto de las clases populares, en manos de una burguesía que dominaba las distintas ramas de la economía y por consiguiente la política en forma ilimitada. A esa burguesía que aliada con el imperialismo yanqui domina las finanzas, la industria, el comercio exterior, la agricultura, el procesamiento de la producción agrícola para la exportación y que le seguimos llamando, desde el punto de vista político como oligarquía, a esta oligarquía los medios pacíficos, la lucha del pueblo, de los trabajadores, tenían que servir esos medios para que llegara a comprender que el estado burgués es la dictadura cruel sobre el proletariado y sobre los demás sectores progresistas de la población.
Desde el 32 al 70 habían pasado 40 años en los cuales ya una parte apreciable del pueblo, es decir, la parte más dinámica, la parte más sensitiva y patriota, se había dado cuenta de que eran insuficientes esos medios, pero las dirigencias tradicionales habían momificado su pensamiento y continuaban tratando de obligar al pueblo a que se volviera a meter al corral de las elecciones, que la burguesía quería seguir manteniendo como medio de engaño al pueblo. Cuando las FPL trazaron la línea estratégica de Guerra Popular, pocos creían, entre esas organizaciones tradicionales, que pudiera tener éxito una lucha de esa naturaleza. En primer lugar aquellos pocos hombres y mujeres que se lanzaron a la nueva estrategia tenían que sufrir, porque no se podía enfrentar, es decir, eso sería azuzar, enfrentar de una manera pública las calumnias, tenían que sufrir los calificativos de sectarios, es el primer calificativo que los elementos tradicionales y dentro de ellos que los elementos oportunistas, le colgaron a nuestra organización.
El primer calificativo que nos colgaron fue de sectarios, incluso cuando implican el tiempo en que se estuvo dando la lucha ideológica al interior de las organizaciones. Sectarios, porque queríamos que la clase obrera pasara a primera fila del proceso revolucionario, sectarios porque queríamos que las alianzas de clase ya no siguieran sirviendo para que la burguesía se sirviera en bandeja los puestos de poder, sino porque se concibió por parte de las FPL un nuevo enfoque sobre las alianzas de clase, el enfoque de que ya no debe ser la burguesía la que dirija las alianzas populares, porque sencillamente las conduce al compromiso lesivo a los intereses de las grandes mayorías. Y había historia suficiente para atacar esas experiencias. En 1944, un enorme movimiento popular derrocó a Martínez, todo el pueblo se puso en huelga de brazos caídos, pero la dirección era pequeño burguesa y en el momento culminante en que el pueblo derrocó a Martínez, en ese momento precisamente para que la oleada de la Revolución no abarcara San Salvador y no pudiera avanzar ese proceso revolucionario, la pequeña burguesía pusilánime y temerosa del pueblo, pactó con el régimen moribundo, con el régimen que estaba cayendo con Martínez, pactó la sucesión institucional, es decir, que se hiciera dentro de la constitución de Martínez la sucesión del Vicepresidente que era otro general, el general Ignacio Menéndez que pasara al gobierno de transición mientras se hacían las elecciones. Es decir una transición ordenada que no permitiera al pueblo los desórdenes, para que el pueblo se tranquilizara y no siguiera exigiendo que aquello se convirtiera en una revolución. Es decir una enorme alianza que se logró en abril y mayo de 1944, en la que la mujer del mercado junto con el ferrocarrilero, con los obreros, con los empleados, con los pequeños propietarios y en alianza incluso o por incidencia, por una parte, de la misma oligarquía que precisamente por eso había caído en crisis total en el gobierno de Martínez porque una parte de la oligarquía se había puesto en oposición; entonces ese enorme movimiento de alianza popular, precisamente lo agarró en bandeja la burguesía para aplacar la llama del incendio popular que ya se estaba exaltando excesivamente y logra nuevos ánimos, nuevo espacio, nuevo respiro para profundizar más y más la agitación popular. Ese fue el resultado, no de la unidad popular, sino de la hegemonía burguesa dentro de esa unidad, de la hegemonía de clase dentro de esa unidad popular. Ya habían pasado otras acciones también en las cuales las distintas coyunturas políticas que en determinado período se daban debido a la crisis económica y las crisis políticas de los gobiernos, habían permitido también nuevas alianzas populares, muchas de ellas bastante amplias. Las FPL trazaron una política de alianzas partiendo de esa experiencia de nuestro propio pueblo; entonces la planteó no en forma negativa, no diciendo las alianzas o las unidades populares son malas, no, sino que diciendo; son alianzas de clase y por lo tanto el problema fundamental que hay que ver en las alianzas es qué clase es la que dirige y hegemoniza a este bloque o a este frente, a esta fuerza, a esta alianza popular, porque como esto es una lucha de clases y en nuestro país está muy agudizada, entonces, la burguesía tiene mucha experiencia para que al formarse las alianzas populares, de alguna manera busca fuentes dentro de los sectores de la pequeña burguesía o bien para que amainen los ímpetus de los sectores populares, o bien para, al final, resultar hegemonizando los esfuerzos del pueblo y continuar con el régimen de explotación y con la tiranía militar.
Al plantear las FPL, en una forma correcta la interpretación marxista de las alianzas en nuestro país, planteó lo siguiente; es necesario crear y fortalecer la alianza obrero-campesina como base aglutinadora que permita finalmente una correlación de fuerzas populares que impida que la burguesía, que está acostumbrada a dirigir las unidades populares en El Salvador, las siga dirigiendo. ¿Con qué lo impedirá? No lo puede impedir solamente con palabras, sino que de hecho, la clase obrera sola no puede orientar el rumbo de la sociedad cuando todavía hay una burguesía fuerte, muy experimentada y con muchos aliados pequeños burgueses. Entonces necesita de una fuerza que sea leal, de una fuerza que sea grande, también decisiva como ella y ese es el campesinado pobre, porque el campesinado pobre es el semiproletariado, entonces al formar la organización y la alianza entre los obreros, entre los asalariados agrícolas y los campesinos pobres, en un país en donde sólo esa conjunción significa más que el 70% de los habitantes del país, eso significa que la clase obrera sí puede ejercer la dirección dentro de una alianza de clases, en la cual pueden estar sectores de la burguesía, porque si la clase obrera tiene un aliado tan poderoso, como es el campesinado pobre, y forma una verdadera fuerza, es tan grande esa fuerza que un país no puede vivir si esta fuerza tiene voluntad de luchar. Un país no podría vivir sin esa fuerza encauzada es decir, en una huelga nacional de obreros y campesinos, ningún país del mundo podría vivir y en El Salvador en donde el proletariado es tan grande en su número, mucho menos. Entonces, por qué negarle a esa fuerza fundamental del país, que es la que produce, que es la que mueve a nuestro país, ¿por qué negarle el derecho a que pueda orientar una gran alianza de todo el resto del pueblo? ¿El otro 30.25% no puede ser introducido? Se puede formar una poderosa alianza popular, aislando al 2 o al 1 o al 5 por ciento del resto de la población que son los explotadores, sus serviles, ejército y los reaccionarios. De ahí para allá todo el mundo puede entrar en la amplia alianza popular.
Con ese nuevo concepto y con el concepto de que nuestro pueblo estaba preparado para dar el paso de avance hacia la lucha armada, tuvo nuestra organización la satisfacción de ver que muy pronto aquel pequeño nacimiento de agua y aquella pequeña raíz o sea semilla, se fueron fortaleciendo y convirtiendo en una verdadera realidad ya irreversible para nuestro pueblo, irreversible para nuestro país y la guerrilla se convirtió en elemento ya de la vivencia natural de nuestro país. Y aquello que parecía que no podía ser en el país, que incluso, al principio traía burlas de que pudiera llevarse a cabo, aquello se fue convirtiendo poco a poco en el elemento dominante de la vida nacional. Sin embargo, hubo quienes continuaron burlándose de ese camino, continuaron jalando al pueblo hacia atrás, confundiéndolo con la propaganda electorera, diciendo que era dañina la violencia viniera de donde viniera, hablando contra la lucha armada, utilizando los medios de propaganda que convenían al gobierno para atraer al pueblo hacia ese camino, incluso pues que le convenía que sectores de oposición tuvieran cierta presencia mientras la lucha armada iba avanzando y muchos compañeros iban cayendo en la lucha, se iban formando nuevas organizaciones político militares y el pueblo se iba incorporando cada vez más a las nuevas formas de lucha.
En 1979, la FPL hicieron los esfuerzos junto con otras organizaciones, cuando ya nosotros creímos que todos estaban convencidos de que la lucha armada era el único camino correcto para la liberación del pueblo; en 1979 se comenzaron a formar los primeros escalones de unidad, de coordinación; en 1980 se formó la amplia unidad del FDR y se amplió, más bien dicho, se encontró formas más eficaces del FMLN, de DRU, y en 1981 la lucha armada pasó a una nueva etapa, a la fase del inicio de las batallas cada vez más decisivas hacia la toma del poder. Hay algunos que no conciben el proceso como una unidad dialéctica, sino como por partes y te la examinan por partes, lo que llama examinar los fenómenos y los procesos de manera estática, que consideran que la guerra comenzó el 10 de enero de 1981 y entonces, consideran que no es correcta la estrategia de guerra prolongada del pueblo. Cuando en 1970, las FPL lanzaron la estrategia de Guerra Prolongada, si estas mismas gentes se hubieran puesto a examinar dialécticamente la situación, hubieran llegado a la conclusión de que no había otro camino de guerra popular, hay insurrecciones que se pueden hacer en dos, tres días, en una semana, que se pueden tomar el poder con las armas, dependiendo de las circunstancias, de las coyunturas y de la correlación de fuerzas que se creen en determinado país. Por ejemplo, el partido soviético, el Partido Bolchevique, tomó el poder a través de la Insurrección popular, una Insurrección general, en alianza con el campesinado, no por una alianza democrática. Este partido hizo dos esfuerzos insurreccionales, el primero en 1905 que fue aplastado y que los conservadores consideraron un fracaso y que Lenin dijo: este no es un fracaso, este es el ensayo para la revolución, las lecciones que nos ha dejado esta derrota, no es una derrota definitiva. Las lecciones que nos ha dejado este gran movimiento del pueblo, son de esas lecciones fundamentales de 1905 fue, que el Partido Bolchevique logró capitalizar bastante organización proletaria, pero que no pudo, no tuvo capacidad de una gran organización campesina que pudieran formar la alianza obrero-campesina. Precisamente una de las causas de la derrota de 1905, Lenin dedujo de que se debió a que el proletariado no tuvo capacidad de aliarse con el campesinado para poder dar los golpes decisivos. En 1917, ya de acuerdo con las condiciones que habían en la Rusia de ese momento, ya el Partido Bolchevique logró dirigir en pocos días una insurrección que significó la toma armada del poder por la clase obrera y el campesinado, o sea la alianza sobre la cual se establece a firme el poder del proletariado, sobre la cual se hizo esa revolución. No fue una lucha prolongada.
Si el 1º de abril de 1970, los fundadores de las FPL hubieran querido lanzarse en pocos meses a una insurrección armada general, hubieran cometido uno de los grandes errores que se cometen a veces, o por el contrario, se hubieran acogido a alguna ilusión de golpe de estado, se hubieran convertido pues en putchistas, pero no en revolucionarios que condujeran a su pueblo a que fuera el propio autor de su historia. si no adoptamos el camino de la guerra prolongada, hubiéramos caído en el más crudo aventurerismo, en el más crudo militarismo. La concepción de la guerra prolongada significa, la combinación partiendo de lo simple a lo complejo, de la estructura y funcionamiento y accionar militar con los otros medios de lucha pacífica. Ahora, nosotros vemos con claridad que son 4 los medios de lucha fundamentales de la estrategia revolucionaria de las FPL, cuatro combinaciones que se deben hacer, es decir la combinación dentro de una sola estrategia táctica de cuatro terrenos: la lucha política de masas, la lucha armada, la lucha en el seno del ejército enemigo y la lucha diplomática. Los cuatro son terrenos estratégicos que hay que combinarlos ágil y sabiamente. Pero dentro de estos terrenos estratégicos hay terrenos que son estratégicos-fundamentales y decisivos y terrenos que son auxiliares. Los terrenos decisivos son: la lucha interna de nuestro pueblo, en lo militar y en lo político, y la combinación de ambos medios de lucha, porque de aquí surge, de lo político la incorporación a distintas formas y a distintos niveles de lucha, de los sectores aún los más atrasados del pueblo, en lo político, para atraerlos y organizarlos hacia la lucha por sus reivindicaciones económicas, incluso la más pequeñas, pero con el fin de elevarlos políticamente, elevarles su conciencia, para que puedan convertirse en un soporte y en una base social de la revolución, en una base social de la fuerza armada y es más para que puedan dar el salto a su disposición y su organización por la insurrección armada.
Estos dos son los medios y partiendo del propio esfuerzo heroico del pueblo para su propia lucha, porque aquí se establece una correlación: la correlación entre lo interno y lo externo, es otro factor importante: Lo externo tiene una importancia muy grande, sobre todo en este momento en el mundo cuando las fuerzas del socialismo están cada vez más sobrepasando las fuerzas del Imperialismo y cuando los pueblos del mundo se están liberando y cuando la solidaridad de los pueblos es tan grande que se puede convertir en decisiva para anular los esfuerzos de un gobierno reaccionario exterior en algunos de los aspectos de su política belicista. Por ejemplo, para pararle la mano a Reagan de sus planes de intervención en Centroamérica. Entonces el factor externo se vuelve de una importancia enorme para cualquier revolución en el mundo y sobre todo, el campo socialista mundial se convierte en el principal factor de ayuda externa para todos los pueblos que luchan por su liberación. Entonces, este medio de lo externo tiene una importancia vital en este momento para cualquier revolución, y por lo tanto, el medio de la lucha diplomática y de la lucha de solidaridad, adquiere en este período de la historia de la humanidad, en esta etapa de la transición del capitalismo al socialismo en sentido mundial, adquiere una importancia estratégica fundamental. Las FPL desde el principio concibió que en lo externo su alianza, su fundición en el mundo socialista, al declararse Marxista leninista, era uno de los pilares estratégicos fundamentales. Ahora bien qué correlación existe entre la lucha interna de nuestro pueblo y lo externo, nosotros sabemos que la dialéctica nos muestra que en todo fenómeno y proceso las contradicciones internas son las que guían el proceso hacia delante. La lucha de clases interna es el motor de todo proceso revolucionario verdadero en un país, y la expresión más elevada de la lucha de clases es la guerra popular, porque ya se llegó a un momento en el cual ya no existen otros elementos decisivos, tan decisivos como el de la lucha armada. Entonces entre lo externo y lo interno se establece una correlación; pero esa correlación es la siguiente, al estudiarla dialécticamente: En la relación entre lo externo y lo interno, la lucha interna de nuestro pueblo es la fundamental imbuida con su esfuerzo propio, es decir, el esfuerzo propio del pueblo por su liberación, es el fundamental en esa relación, incluso puede quedarse aislado, —en ese momento no es posible— pero aislado un pueblo, sin solidaridad y sin nada, pero no por eso va dejar de luchar, porque las causas de esa lucha están en lo interno, están en la lucha de clase entre esa burguesía y el imperialismo que se establece también como una fuerza de mediación, de intervención interna y de sostenimiento de aquella explotación y de explotación directa a través de su lucha última que da.
Esa lucha de clases interna es el fundamento de la revolución en nuestro país y en cualquier país. Y resulta que en nuestro país, encuentra un ambiente, un medio en el cual la gran mayoría de la población es proletaria, de la ciudad o del campo, y en que ha sido tan dura la lucha por alcanzar aunque sea alguna pequeña legislación, algún pequeño aumento de salario, ha sido tan duro durante tantos decenios que es una lucha de clases muy radicalizada, lo cual no entienden en otras latitudes; entonces una organización que realmente exprese los intereses del pueblo, de ese pueblo, de ese medio que tiene que expresar, que tiene que reflejar, tiene que expresar pues también ese grado elevado o bajo de radicalización de la lucha de clases de su propio pueblo. Entonces, el que no comprende las leyes de ese desarrollo y el grado de desarrollo del proceso revolucionario de ese pueblo, puede creer de que determinadas consignas de lucha son, podríamos decir, sectarias, porque tal vez en otras sociedades está de otro modo, no está radicalizado, no está tan agudo, no tiene 53 años encima de sangre, de masacres: no tiene 53 años encima de tiranía militar, entonces puede considerar determinados aspectos de nuestra lucha del pueblo salvadoreño como demasiado radicalizados, sin tomar en cuenta que es el medio de lucha de clases en que se mueve ese pueblo y en que ha llegado a esta guerra, en que tenemos precisamente ante nosotros un enemigo sangriento que no se detiene ante nada, ni ante los refugiados sufriendo en el exterior; o allá adentro, ya llevamos más de 40 mil muertos del 80 para acá, una guerra en que no es un enemigo que se va a rendir, no se va a rendir hasta el último momento en que ya no pueda, que ya sus armas estén destrozadas, que ya no tengan con que defenderse, pero este es un enemigo que se defiende hasta con piedras, el enemigo salvadoreño, enemigo del pueblo y es una contrarrevolución que desde ahora mismo se está preparando para si hay un momento de tregua o un momento de tregua o un momento en que pierda el poder, cree él momentáneamente, se está preparando para una revancha sangrienta.
Las FPL tomaron como base ese aspecto práctico de nuestro pueblo, el aspecto de que lo interno es lo fundamental, la incorporación del pueblo a su lucha es lo fundamental y lo fundamental es que nosotros podamos sobrevivir con nuestros propios medios, con nuestros propios esfuerzos, cualquier situación. Por eso, podría parecer sectario por ejemplo ahora, a alguien, sectario de que el 1º de abril del 70 uno de los primeros acuerdos que tomamos fue el siguiente: nosotros no le hemos probado a nuestro pueblo que somos revolucionarios, no tenemos derecho a decirnos que somos revolucionarios. Nosotros tenemos que agarrar un nuevo sistema de vida, tenemos que abandonar a la familia, tenemos que abandonar nuestras profesiones, tenemos que ejercitarnos, tenemos que aprender el arte militar, tenemos que tener mucha disciplina. Ahora podría causar incluso risa en quienes no entienden cuando un pueblo quiere liberarse y no tiene las armas, pero tomamos esa determinación y además no teníamos un solo centavo, ni una sola arma, tomamos la determinación, no sólo de no presentarnos todavía como organización revolucionaria, sino que tomar el nombre ya cuando hubiéramos demostrado al pueblo de que había una organización verdaderamente revolucionaria en el país, y en el segundo lugar, incluso estando en esas condiciones que no teníamos un solo centavo, una sola arma, tomamos el acuerdo bien categórico de valernos por nuestros propios medios, de que en la lucha del pueblo salvadoreño lo fundamental era su propio esfuerzo por liberarse y entonces no solicitar ninguna ayuda solidaria a ninguna de las organizaciones hermanas del exterior.
Por dos razones: porque no queríamos llegar meritoriando diciendo que estábamos en la aspiración de convertirnos en guerrilla, que nos ayudaran para eso, como había sido la historia durante 10 años de lucha, de pequeños grupos a los que se les ayudaba y luego después resultaba que no habían valorado bien la situación y no podían desarrollar la lucha. Si no que partiendo de nuestro propio esfuerzo, partiendo de nuestro propio esfuerzo, partiendo de cero y de lo simple a lo complejo, nosotros tomamos el acuerdo de no pedir ayuda e incluso de no establecer todavía relaciones bilaterales. No nos considerábamos merecedores todavía de establecer relaciones bilaterales con algunas organizaciones influyentes. Fue hasta los cinco años que nuestra organización se había desarrollado y que la guerrilla, tanto en la ciudad como en el campo, se había convertido en un elemento irreversible y que habíamos logrado penetrar en grandes masas obreras, campesinas, estudiantiles, magisteriales, fue hasta los 5 años del inicio de las FPL, cuando hicimos nuestra primera visita a Cuba. Es decir que, entre lo interno y lo externo, entre los factores de lucha, nosotros hemos seguido el elemento dialéctico de que lo fundamental es lo interno y de que lo fundamental es el esfuerzo del propio pueblo de que consiga sus medios por si mismo. Porque hay muchos casos, en los cuales se logra un alto grado de solidaridad y resulta que no corresponde con el esfuerzo interno tan diferente, por un lado. Por otro lado, si se comienza a que toda infraestructura y todo tiene que venir del esfuerzo generoso de otros pueblos, entonces las organizaciones, los combatientes, incluso el mismo pueblo, se podría acostumbrar a que le den la papita mañida ya en la boca, a todo recibirlo de afuera y en este momento la ley del desarrollo de nuestra revolución sigue siendo la misma.
En la última reunión del Comando Central, se estudió un punto:
En cuanto al partido, a su construcción
En el Comando Central se vio que en El Salvador existe la necesidad de la existencia del verdadero Partido Comunista Marxista-Leninista, proletario. Esta tarea es ahora mayor que nunca, porque estamos llegando a escalones elevados de la Guerra Popular Revolucionaria sin tener el verdadero Partido Marxista Leninista en El Salvador.
Esta es una de las caracteristicas de nuestra revolución; una de sus caracteristicas más negativas.
El hecho de que estamos llegando a niveles muy elevados de la guerra y lucha revolucionaria popular, sin que existe una verdadera Organización que aplique como método de apreciación, de análisis y de transformación el Marxismo-Leninismo, que lo aplique de manera creadora, no sólo en la teoría, sino en la práctica y que enriquezca realmente a la misma a través de la experiencia y de la práctica del Marxismo Leninismo en nuestro propio país, en sus condiciones propias.
Existen experiencias que son generales, se puede decir, universales en esto. Toda Guerra Popular es la expresión, en un elevado grado, de la lucha de clases dentro de una sociedad. En ésta época en que el mundo globalmente marcha en el periodo de transición del Capitalismo al Socialismo, una guerra de liberación contra el imperialismo tiene en si al mismo tiempo, la expresión de un choque de clases que ha llegado al extremo, a un punto bastante agudo, en el cual hay necesidad de apelar a todos los medios: los pacíficos, los políticos y armados para poder dilucidar el problema de clases que hay en un país.
El problema de la liberación está unido indisolublemente al problema de la liberación de las clases explotadas y fundamentalmente del proletariado y el campesinado.
Una de las leyes generales del desarrollo de las revoluciones en el mundo en ésta época, demostrada como una necesidad, es que una revolución, no pueda llevarse hasta las últimas consecuencias, hasta el desarrollo de sus superiores etapas, si no está dírigida por un verdadero partido Marxista-Leninista, que represente de verdad, en concreto y en la práctica, los intereses de la clase obrera y de sus aliados más fieles; el campesinado pobre y las capas medias avanzadas. Esto no es un capricho, y quedó evidenciado desde que comenzaron las revoluciones socialistas. Desde entonces, las teorias Leninistas y la práctica revolucionaria mostraron la innegable necesidad del Partido Marxista como conductor de la revolución; asi mismo mostraron que un Partido que aspire a conducir la sociedad hasta el Socialismo, tiene que ser un partido de determinado tipo.
La lucha que Lenin sostuvo para abrir estos conceptos, esta práctica contra los Mencheviques y contra los oportunistas de la II Internacional, era una lucha no sólo clasista en cuanto a las tareas revolucionarias que esta organización se trazaba y que debe de llevar adelante, sino, también en cuanto al contenido de clase de esta organización, de alli sus características bastante diferentes a las organizaciones que hasta entonces se habían llamado Marxistas y Socialistas.
Desde mediados del siglo pasado comenzaron a funcionar organizaciones bajo el molde Marxista, pero con una orientación no proletaria, con métodos y estilos de trabajo no proletarios.
Los partidos de la II Internacional, aún cuando nacieron bajo la bandera del Socialismo, durante los últimos 25 años del siglo pasado, fueron partidos que expresaban en esencia las modalidades de vida y trabajo de la pequeña burguesía. Partidos que al expresar esto en su organización, tenían una forma liberal, amoldados más o menos a las modalidades de los partidos pequeño burgueses y burgueses
Algunas Características de los Partidos Pequeño-burgueses que se llamaban "Marxistas"
¿En qué se expresaba esto?
En primer lugar en que la militancia de cada miembro del partido no estaba controlada, ni estaba organizada diariamente cada una de sus horas y días de trabajo, dentro de un plan que obedeciera a un conjunto de tareas de toda la organización, sino, que cada quien que se consideraba a si mismo miembro del partido, si acaso, asistía a algunas reuníones o aportaba alguna contribución o daba su voto durante las elecciones. Era una masa amorfa, que favorecía mucho la forma de trabajo liberal pequeño burgués que reinaba entonces. En último término, la dirección del partido era la fracción parlamentaria. En tales organizaciones se excluía la lucha armada como medía de lucha y se utilizaban sólo los medios políticos abiertos y legales que aseguraba el régimen burgués, Eso era hasta cierto punto explicable en una época en que el imperialismo no se había desarrollado tanto y no había impreso tanto su sello a la Sociedad Capitalista. Pero ya cuando el imperialismo concentró enorme poder de dirección en todo el mundo a través de sus trust, monopolios y gobiernos adecuados a estos intereses, entonces, había necesidad de que el proletariado buscara un sello en un partido, y que este partido expresara los intereses que éste tiene como clase.
Entonces, Lenin expuso aquellas ideas de que al partido del proletariado no podían ingresar todos aquellos que se consideraban revolucionarios o marxistas, sino que el ingreso al partido, a su membresía, era un salto de calidad en la conciencia y en la práctica, en las costumbres y en la militancia revolucionaria de una persona. Que no era necesario que sólo los proletarios ingresaran, pero si, que era necesario que el que ingresara al partido se comprometiera a asimilar plenamente las cualidades del proletariado; es decir que se proletarizara; que para ello es necesario que esté su vida controlada y organizada por un organismo que se llama célula.
En eso precisamente se distinguía el Partido del Proletariado; el nuevo tipo de partido, de los partidos pequeño burgueses.
Decía: no todo el que se llama comunista puede ser miembro del partido, no todo el que se llame Marxista, ni todo profesor, estudiante ni huelguista, por el hecho de serlo, tienen la calidad de ser miembros del partido, sino que es la organización la que escoge y promueve a la calidad de miembros del partido a aquellos revolucionarios que los considere dignos de serlo dentro de la sociedad, fundamentalmente del proletariado, del campesinado, de los sectores medios de la población. Para que den ese salto a miembros deben de estar dispuestos a que su vida esté acondicionada y amoldada a la línea del partido, dentro de la organización y de un organismo que se llama célula.
Esa es precisamente una de las innovaciones de Lenin, que distinguía bastante al verdadero Partido Marxista, de la fácil militancia, del pajareo que hasta entonces en los partidos pequeño-burgueses había habido: el liberalismo, el amiguismo y que identificaban la militancia partidaria, con la vida fácil, cómoda, de costumbres pequeño burgueses, de no amoldarse a una disciplina; elementos que habían sido característicos de los partidos de la II Internacional.
En segundo lugar hay otra cuestión: que la teoría tiene que llevarse a la práctica. No basta con la teoría Marxista, no basta con dominarla, con ser un teórico estudioso, sistemático del marxismo, sino que se necesita que el Marxismo se lleve a la práctica por seres humanos pertenecientes, principalmente a la clase obrera, el campesinado y sus aliados más cercanos que son las capas medias avanzadas.
En tercer lugar, el partido de la clase obrera de nuevo tipo, tenía que estar dispuesto a conducir al proletariado y demás clases revolucionarias en la tarea de la toma del poder, que es una tarea que se lleva a cabo en último termino con las armas, ya sea por la insurrección general o por otras modalidades de Guerra Popular y por su combinación estrecha. Es el pueblo el que toma las armas de acuerdo a la fórmula científica de Marx, de qué "la violencia es la partera de la historia" y que por medio de ella la Sociedad da el salto de una calidad a otra calidad.
Lenin señaló también otra cuestión: estos partidos de la II Internacional, pequeño-burgueses y los partidos burgueses de la sociedad alemana, francesa etc., tenían una característica: los partidos burgueses se forman alrededor de corrientes; las corrientes las encabezan distintas personas. En los partidos burgueses hay una convergencia y un convemo entre distintas corrientes y ambiciones de ellos. Eso se ve en las agrupaciones en los mismos parlamentos. Un partido puede tener 10 o 20 senadores pero cada senador tiene su propio partidito y, en un momento determinado dentro de los partidos burgueses hay algunos desplazamientos de grupos en el control de la dirección, de acuerdo a las conveniencias de grupo, incluso en acuerdo con otros partidos cercanos.
El funcionamiento de los partidos burgueses estriba en los acuerdos entre las distintas facciones, en los diversos estratos políticos que allí se encuentran organizados. Los partidos burgueses no son partidos que tienen una centralización verdadera, sino que la centralización se deriva de los acuerdos de las facciones. Esa, generalmente es la dinámica de los partidos burgueses. Por eso es que manejan tanto el parlamentarismo, la maniobra, el cálculo político, el regateo previo a los votos que van a sacar. Si les conviene estar' en mayoría en un momento determinado dan su voto con esa mayoría para determinados puestos, determinada influencia.
Si ven que esa mayoria está desgastada por algo y que luego va a perder fuerza se ponen en la minoria, en la oposición, para después estar en el poder con más ganguería, puestos, etc. La vida en los partidos burgueses es bien diferente a los partidos proletarios, porque en aquellos lo que juega fundamentalmente son los intereses de grupo en servicio de la burguesía, con el método del pragmatismo burgués, que es la norma y regla para todas las componendas y cabildeos dentro de estos partidos. Así es, como funcionan estos partidos burgueses, lo que vale es la mayor capacidad política de cada grupo por mantener a estas fracciones políticas dentro del partido y servirse de ellas y del partido y de tener la capacidad de que cuando se llegue el desengaño tener otra fórmula que los mantengan.
Esa es la regla de esos partidos, esa es la norma. Por eso ellos toman como modelo lo que llaman "política" a las teorías y las prácticas de Maquiavelo y Fouché. A los partidos pequeno burgueses llamados Marxistas en la época de Lenin y anterior a él, se les había dado bastante peso, sobre todo porque estaban dirigidos por fracciones parlamentarias y no apoyadas por el proletariado. Al proletariado y a las otras clases las veían como clientela de votación, clientela del partido, para tener fuerza en las elecciones, pero lo que predominaba fundamentalmente eran las camarillas y grupos parlamentarios que propiamente eran las que dirigían la política del partido.
También estaban formados por fracciones unidas por algunos intereses de tipo político parlamentario y otros intereses. Es decir que distintas corrientes convergían en un mismo partido. Por consiguiente también había el cabildeo, el pacto, para que tal o cual corriente este representada en la dirección, en el Comité Central. Eso lo combatió Lenin tomando en cuenta que eran las modalidades burguesas metidas en los partidos que se denominaban Marxistas, y se estableció algunas bases que desde entonces han mostrado qué al irse desarrollando de acuerdo a las condiciones de cada país, guardando la esencia del Leninismo, son la médula vital de los partidos que han votado conducir a sus pueblos hasta la victoria.
El Partido Comunista de Nuevo Tipo: Un Partido Marxista-Leninista
El primer verdadero Partido Comunista fue el de la URSS, el Partido Bolshevique, que tuvo necesidad de deslindarse de la escoria de los Mencheviques, que eran los que defendían el tipo liberal de partido. Lenin forjó al nuevo Partido Bolshevique en las cualidades del proletariado y en la aplicación creadora del Marxismo.
Así pudo el Partido Bolshevique conducir al proletariado en condiciones muy difíciles en 1905, en una insurrección que no logró el éxito deseado. Luego, en los años tremendos de represión, de vida clandestina y de trabajo muy represivo y después en el desarrollo de la lucha armada del pueblo en 1917.
Todos los compañeros que han tenido el honor de ir a Vietnam pueden atestiguar que la regla de oro de ese heroico pueblo es la de que una revolución popular como la que ellos llevaron a cabo contra el imperialismo, sólo puede lograr el pueblo con gran estoicismo, con alto grado de organización, de disciplina, con el combate y ofensiva continua, con la combinación de lo político con lo militar, lo interno como lo fundamental, lo diplomático como medio estratégico y coadyuvante y el trabajo entre las tropas enemigas bajo la sabia dirección del verdadero Partido del Proletario Marxista-Leninista. También la experiencia mundial nos enseña que, de lo contrario, la revolución se estanca en cualquiera de las coyunturas o en cualquiera de sus niveles y no se lleva hasta sus últimas consecuencias.
En tal situación, los intereses del proletariado que están ligados al Socialismo se ven postergados y la reacción se ve entonces con todas las posibilidades de retardar el proceso revolucionario, hasta cuando el proletariado pueda tener la conciencia y el partido que lo pueda conducir hasta el Socialismo, pasando por las diversas etapas, para actuar consecuentemente en cada etapa y en cada coyuntura y aunque tengan que establecerse gobiernos intermedios que todavía no son el Socialismo, pero que son una necesidad en determinadas etapas para el desarrollo, incluso en esas fases. Si no existe el Partido Comunista verdadero, que sepa conducir el proceso, se va la alianza o bien por el lado del oportunismo y el logrerismo, con el olorcito a poder; de los gobiernos intermedios, o bien se va por el lado del sectarismo extremo que no permite unificar a la sociedad en estas etapas intermedias.
Esta dirección y conducción correcta, sólo la puede dar el verdadero Partido Comunista, Marxista-Leninista, que se base creadoramente en el Marxismo para el análisis y la transformación de la sociedad y que use también los medios adecuados. Que sea capaz de tener una línea política adecuada en cada momento determinado y que pueda mover a todos sus miembros en una sola dirección, y a través de sus miembros, a la mayor parte del pueblo, en una dirección y en una línea revolucionaria consecuente en cada momento determinado. Esa condición la tuvo el pueblo Vietnamita y por eso pudo llevar en forma tan limpia y correcta la revolución, pudiendo hacer un frente grande, nacional, pudiendo apoyarse en él, siendo amplios y al mismo tiempo, teniendo la capacidad de orientarse correctamente dentro de los marcos de esa amplitud para manejarse hacia los intereses del proletariado y no hacia los intereses de la burguesía y por construir un ejército y fuerzas locales tan grandes. Desde hace 52 años, es indiscutible que Vietnam, tiene un Partido Comunista que logró llevar a la sociedad Vietnamita hasta el Socialismo en una parte del país y luego continuó la tarea para unificar la patria y construir el Socialismo en el país; Esto es algo básico, si queremos avanzar al Socialismo y si queremos defender los intereses del proletariado de verdad y no demagógicamente.
A la luz de esto, podemos ver como, para nuestro pueblo es básica la construcción del Partido Comunista verdadero de El Salvador.
A veces se ponen ejemplos para diluir la conciencia y la voluntad de empeñarse a fondo en esta tarea histórica y se dice: "Bueno, los cubanos hicieron la revolución de otra manera y después, tomaron un buen camino." Eso es cierto en parte; no fue el Partido Marxista el determinante para el camino, para el triunfo y para la primera etapa de la revolución. Pero alli sucedió algo muy importante, el Partido Marxista si tenía un gran forjamiento proletario y una gran influencia sobre el proletariado: el Partido Socialista Popular. Su grave error consistio en el dogmatismo que lo llevaba al conservadurismo en la línea politica, por lo que no supo estar a la altura de la necesidad de la lucha armada. En las primeras etapas de la lucha armada se opuso a ella. Se unió al final a esa lucha armada, Por otra parte, al terminar la primera etapa de la guerra, es decir, al tomar el poder el pueblo, hubo una cualidad muy grande por parte de los dirigentes del 26 de Julio, en gran medida porque existe alli un Fidel, un revolucionario excepcional que se ha caracterizado por estar a la altura de las necesidades de su pueblo en todo momento y por eso muy sensible a las necesidades históricas de ese pueblo.
Se recordará que unos días después del triunfo de la Revolución en Cuba, Fidel decía abiertamente que no era Marxista, que la Revolución en Cuba no era roja, sino verde como las palmas. Entonces hubo el peligro de que esa revolución se estancara. Sin embargo tuvo tanta capacidad de dirección, sobre todo Fidel, que es un verdadero genio revolucionario, que se dan los pueblos en determinados momentos de la historia, que supo comprender cual era el rumbo de la revolución frente a las amenazas del imperialismo y frente al porvenir que planteaba una parte del 26 de Julio, (que tuvo que ser depurado, de los anticomunistas que planteaban la continuación de gobiernos burgueses). Otra cosa, que frente a las amenazas y agresiones del imperialismo, Fidel y toda Cuba supo contestar, dando un paso adelante. Eso indudablemente llevó a todos los revolucionarios cubanos verdaderos a la conciencia y a la comprensión de que sólo por el Marxismo-Leninismo y que sólo con un verdadero Partido Comunista se podia continuar consecuentemente a la revolución Cubana. De lo contrario, la revolución hubiera naufragado como tantas otras revoluciones, de direcciones pequeño burguesas y burguesas.
Ya van como 80 revoluciones de liberación nacional en Asia y en Africa, que se han estancado y se han convertido en regimenes burgueses atrasados, neocolonizados, que neutralizan los intereses del proletariado al no caminar hacia adelante. Las luchas revolucionarias, pueden llegar a una etapa de triunfo en su revolución, conducidas por diversas clases, por la burguesía o por la pequeña burguesía; eso se ha visto en los últimos 30 años.
Si pudiéramos estudiar cómo han llegado a su triunfo determinadas revoluciones de liberación nacional en Africa y en Asia, (una cantidad enorme, que pasa de 50), podríamos ver que allí donde no ha habido un verdadero Partido Comunista, en donde han sido partidos pequeño-burgueses o burgueses los que han dirigido el proceso (ya sea por falta de desarrollo del proletariado como clase o por otras causas), realmente esas revoluciones se han estancado en la etapa que se llama de liberación nacional, y muchisimas han retrocedido hacia situaciones casi parecidas a las que tenían antes. Muchas han caido bajo tiranías militares feroces, al mando de los franceses, de los norteamericanos, ingleses. Otras simplemente se han sostenido en una situación precaria, con un pié en el capitalismo y bajo el dominio del imperialismo y otras tratando de avanzar hacia el fortalecimiento de su independencia o hacia el Socialismo.
Allí donde no hay un verdadero Partido consciente y bien organizado, el Partido Comunista que tenga respeto en toda la sociedad, allí, lo que la historia nos dice, es que las revoluciones pueden llegar a gobiernos provisionales en un determinado momento, a un gobierno aparentemente en manos del pueblo, pero realmente en manos de la pequeña burguesia o de la burguesia, por la carencia del verdadero Partido Comunísta. Pueden haber infinidad de variantes para llegar al poder; la cuestión está, en cómo la llegada a ese poder inicia un proceso que profundice las bases para los subsiguientes pasos y que en ese periodo real se den los subsiguientes pasos que conduzcan al Socialismo.
Eso sólo lo puede conducir el Partido Marxista-Proletario: ese interés sólo puede tener la clase obrera que es la clase que está ligada al Socialismo, la clase proletaria. Ya volviendo al caso de nuestro país, la desgracia que tiene precisamente nuestra revolución es que no ha habido un verdadero Partido Comunista en El Salvador.